En ocasiones me despierto y, nada más abrir los ojos, tras haber desconectado la alarma que emite un teléfono bastante más inteligente que yo, mientas rasco a los gatos o les paso la mano por el lomo, algo antes de avanzar por el pasillo hasta la cocina y hacerme un café, descubro que tengo una melodía en la cabeza.
Nostalgia, enorme nostalgia (desprende tu articulo) de cuando el amor lo cantaban los poetas en las voces privilegiadas de la Pradera-Manzanedo-Perales-Sinatra-etc. etc., ahora no cantan, TOSEN barbaridades y soeces contra mas barrio-bajeras mejor. Están matando el AMOR y a cambio no ofrecen nada.
Cuando tenía 17 años me fui a ver las estrellas a una montañita (que no pasa de colina) cerca de mi casa. Había un bar llamado el Refugio. No entramos porque fuera no había nadie pero sí unos farolillos y por los altavoces sonaba Armando Manzanero cantando “Somos novios” y me enseñó mi novio a bailar pegados. Cuando lo recuerdo me parece habérmelo inventado, si no fuese porque esa noche descubrí la
música de Manzanero. Los jóvenes de ahora no tienen lenguaje para decirse que se quieren porque nadie se lo enseña en clave de sol.
«Yo sí estaba en onda, pero luego cambiaron la onda. Ahora la onda que tengo no es onda. Y la onda de onda me parece muy mala onda. ¡Y te va a pasar a ti!» Abraham Simpson
Recuerdo una noche, en un parking a medio hacer frente a los campos de sport de El Sardinero.
Alguien me había llevado a cenar y tras la cena, allí, en ese aparcamiento de grijo, sonaba en el coche "Si tu me dices ven".
Él me sacó con delicadeza del coche y allí mismo bailamos, mientras el grijo entraba en mis zapatos de tacón. Gracias por recordarme este momento.
Con esa persona también vi, por casualidad, un concierto de Maria Dolores, en un pueblo perdido de Burgos, en Milagros. Fue realmente mágico y milagroso encontrarla allí. Yo apenas la conocía de los casetes del coche de mi padre. La adoré desde la primera canción que escuché subida a una colina de ese remoto pueblo.
Lo de ahora no es voz para cantar, son susurros, quejidos, palabras sin sentido y textos escurridos. Me siento fuera de honda en este tiempo que me ha tocado vivir, adoro la música pero creo que son palabras mayores para lo que se escucha, que al final es lo que pide el consumidor de bebidas fosforescentes con chanclas de farmacia y su tribu de uniforme parecido. Pero puede que sea yo la inadaptado...
No se estila, ya sé que no se estila
Que te pongas para cenar jazmines en el ojal..
Desde luego, parece un juego
Pero no hay nada mejor
Que ser un señor de aquellos
Que vieron mis abuelos ♥️
Me dijo el río, llorando
Nostalgia, enorme nostalgia (desprende tu articulo) de cuando el amor lo cantaban los poetas en las voces privilegiadas de la Pradera-Manzanedo-Perales-Sinatra-etc. etc., ahora no cantan, TOSEN barbaridades y soeces contra mas barrio-bajeras mejor. Están matando el AMOR y a cambio no ofrecen nada.
Cuando tenía 17 años me fui a ver las estrellas a una montañita (que no pasa de colina) cerca de mi casa. Había un bar llamado el Refugio. No entramos porque fuera no había nadie pero sí unos farolillos y por los altavoces sonaba Armando Manzanero cantando “Somos novios” y me enseñó mi novio a bailar pegados. Cuando lo recuerdo me parece habérmelo inventado, si no fuese porque esa noche descubrí la
música de Manzanero. Los jóvenes de ahora no tienen lenguaje para decirse que se quieren porque nadie se lo enseña en clave de sol.
«Yo sí estaba en onda, pero luego cambiaron la onda. Ahora la onda que tengo no es onda. Y la onda de onda me parece muy mala onda. ¡Y te va a pasar a ti!» Abraham Simpson
Ojalá no tuviera usted tanta razón.
Recuerdo una noche, en un parking a medio hacer frente a los campos de sport de El Sardinero.
Alguien me había llevado a cenar y tras la cena, allí, en ese aparcamiento de grijo, sonaba en el coche "Si tu me dices ven".
Él me sacó con delicadeza del coche y allí mismo bailamos, mientras el grijo entraba en mis zapatos de tacón. Gracias por recordarme este momento.
Con esa persona también vi, por casualidad, un concierto de Maria Dolores, en un pueblo perdido de Burgos, en Milagros. Fue realmente mágico y milagroso encontrarla allí. Yo apenas la conocía de los casetes del coche de mi padre. La adoré desde la primera canción que escuché subida a una colina de ese remoto pueblo.
Lo de ahora no es voz para cantar, son susurros, quejidos, palabras sin sentido y textos escurridos. Me siento fuera de honda en este tiempo que me ha tocado vivir, adoro la música pero creo que son palabras mayores para lo que se escucha, que al final es lo que pide el consumidor de bebidas fosforescentes con chanclas de farmacia y su tribu de uniforme parecido. Pero puede que sea yo la inadaptado...
De entre todos mis libros
es éste el que prefiero...
Fina estampa, caballero
Caballero de fina estampa
Un lucero que sonriera bajo un sombrero
No sonriera
Más hermoso, ni más luciera
Caballero